
De pequeño, cerca a los primeros días de Noviembre, bastaba por pasar por la "media luna" o antes de ingresar al Mercadillo "El baratillo" para que pequeños panes multicolores nos cautivara, pedíamos a gritos que nos compren un "urpay" o una "llama", mi hermana la "huahua" o "wawa" y felices a cuidar nuestro regalito, mamá decía que no la comamos porque estaba hecho de yeso, podría ser, toda vez que eran muy duros... y con esa idea crecimos, hasta que ...
Conversamos con Teodoccia Jaime, una de las artesanas de la cálida ciudad de los eucaliptos, Huariaca, lugar de donde procede todo este arte; ella bordea las siete décadas y es la de mayor edad de los que confeccionan los populares wawas, aprendió a la edad de 12 años y de su abuela, es decir, tan sólo en ella existe una tradición de más de 100 años, con la carisma de los Jaime nos recibe en su humilde hogar y nos muestra su preocupación "las wawas no se hacen de yeso" y nos demostró su peculiar forma de hacerla.
Cada familia que elabora tiene su particularidad de hacerlas, Agustín, Porfirio, Mercedes, Aníbal, Vicente y Yohn Jaime Alpas, de la escuela de Teodoccio Jaime Valdez y Fortunata Alpas Presentación: Agustín y sus hijos, con las "innovaciones" de modelos diferentes como "Los Húsares" de estos últimos años y las tradicionales huahuas, llamas, caballos y la participación en Lima; Mercedes con sus hijos: Rudy, Edith, Elizabeth y Walter Mendoza Jaime, que para el concurso regional elaboraron la Wawa más grande y en el festival realizado en Huariaca presentó el minero; los otros hermanos actualmente lo hacen en cantidades pequeñas o sólo para presentaciones, todos con un sólo estilo pero con su peculiar forma de acabado.


Las hermanas Asunción y Eusebia Izarra, nos enseñan la elaboración desde el principio, se especializan en los urpays y los caballos, claro, no dejando los otros que son tradicionales.

Y finalmente al especialista en la preparación de las Llamas, Alberto Jaime, que no necesita moldes tan sólo la habilidad de sus manos para hacer excelentes llamas y de un fino acabado.

Pues entonces, contrario a lo que pensaba, estos se pueden comer si se saca sólo los colores de las témperas, material con el que adornan, e incluso ahora, para su consumo algunas están elaboradas con tintes para chupetes, gelatina, mazamorra morada, etc.. Para su preparación se tiene que conocer con exactitud qué cantidad de ingrediente a utilizar, cuál es el "punto" de la masa, la temperatura del horno, qué tipo de harina, etc., estos conocimientos sólo ellos lo saben y han sido transmitidos generación tras generación.
Preocupa que ahora existan pocas familias artesanas, a pesar que los nietos saben de su preparación, muchos se dedican a otros quehaceres, son profesionales y se dedican a ella; aún más es de preocupación que algunos viviendo en Huariaca no tienen idea de como se hace y quienes lo elaboran.
